Galopina es una casa de huéspedes inmersa en un terreno silvestre que perteneció a los planteles de una Hacienda Henequenera dentro de la Reserva Estatal Geo-hidrológica Anillo de Cenotes, en Yucatán. Su objetivo es ofrecer un hospedaje cálido, singular y sin pretensiones en donde los huéspedes puedan tener una experiencia de encuentro con la naturaleza y la cultura local a través de la arquitectura.
El proceso de diseño comenzó desde la selección del sitio. La ubicación se eligió gracias a su accesibilidad a diferentes puntos de interés consolidados y a su conectividad con Mérida. Teniendo clara la zona, visitamos algunos terrenos disponibles y al final se eligió uno de 7 hectáreas de proporción cuadrada, el cual recorrimos en su totalidad para descubrir sus particularidades. En este recorrido identificamos que se trataba de un antiguo plantel de Henequén, que perteneció a la Hacienda Yabucú. A pesar de ser un terreno prácticamente lleno de monte, fuimos descubriendo las mojoneras de piedra que formaban una retícula de 20×20 metros, las cuales indicaban los mecates que le correspondían a cada trabajador de la hacienda.
De igual forma, se detectó el sendero por el que circulaba el “truc” que se encargaba de recolectar las pencas del henequén. Este sendero cruza exactamente a la mitad del terreno de este a oeste, dividiéndolo en una zona norte y una zona sur. Exactamente al centro de lo que nos correspondía de ese sendero, encontramos una loma de “sascab”, la cual decidimos utilizar para el emplazamiento del proyecto, debido a las posibilidades espaciales que nos podía ofrecer y que las mismas representaban un elemento distintivo a lo que se ofrecía en otros hospedajes de la zona.
En ese terreno se eligieron 32 mecates de la retícula antes mencionada, dando una forma de 40×80 metros, los cuales se limpiaron de maleza, dejando únicamente los árboles, cuyas ubicaciones se levantaron para ayudar en el proceso de definir el emplazamiento de los edificios que conformarían el programa. El resto del terreno se dejó en estado silvestre. La casa principal se ubicó en la zona sur, desde la cual se da el acceso a la propiedad. En ella se consideraron las áreas sociales como cocina, comedor, sala y terraza; La recámara principal y la zona de apoyo y servicio.
En las faldas del lado sur de la loma se incrustó la alberca, definida por un muro de contención desde el cual también se sube para cruzar por un puente que conecta al lado norte, en el cual se ubicaron las habitaciones de huéspedes, dos de las cuales se incrustaron en las faldas de la loma, las cuales tienen una relación evidente con la tierra a manera de cavernas, y dos en la cima de la loma, desde las cuales se tiene una vista panorámica al paisaje circundante. Todas las habitaciones tienen la proporción de la Casa Maya, pero con distribuciones adaptadas la particularidad de sus orientaciones.
La volumetría es de formas geométricas contundentes con la intención de dejar claro que se trata de una intervención humana, aportando una sensación de resguardo dentro del paisaje silvestre. Los materiales y acabados son más bien sencillos y con sentido común. Se eligieron por su capacidad de reforzar el sentido de pertenencia al lugar y por su cualidad de envejecer con dignidad.
Todo esto se aterrizó con técnicas y materiales locales tales como los pisos de concreto desbastado, la pintura de cal, los estucos bruñidos y la mampostería de piedra, entre otros. Las losas se dejaron aparentes en su totalidad, indicando el sistema constructivo de la cubierta de cada espacio, conformado tanto por viguetas y bovedillas, como por colados de concreto armado. Las puertas y ventanas combinan acero con encapsulador de óxido, madera de cedro natural, celosías de concreto con mosquitero y vidrios (claros y serigrafiados).
Galopina es un edificio que, además de ser un hogar, logra consolidar una filosofía de vida sostenible a través un concepto de hospitalidad de carácter doméstico que se integra a su entorno. Este proyecto demuestra que la arquitectura tiene la capacidad de trascender su oficio y convertirse en pieza clave para el desarrollo integral de una familia.
Las fotografías son de Fabián Martínez, Jasson Rodríguez