Casa Maytue se ubica en la orilla del Golfo Azul en el lago Ranco, en Chile. El terreno tiene una forma alargada con una orientación relativamente perpendicular al lago. En la parte superior esta densamente poblado de grandes árboles nativos y posee una pendiente transversal. A medida que se avanza hacia el lago, disminuye la densidad del bosque y la pendiente aumenta cayendo fuertemente hacia la playa.
Esto genera que espacialmente el terreno quede dividido en dos situaciones diferentes.
En la parte superior, que es por donde se accede, el terreno tiene una mayor intimidad y conexión con el bosque, mientras que en el tercio inferior la fuerte pendiente abre el terreno a las hermosas vistas lejanas y el espacio se fuga con un gran dominio del paisaje.
Ante la belleza del bosque, la primera decisión fue intervenir lo menos posible el lugar.
Con esta premisa se encuentra una franja libre de árboles de aproximadamente 6 metros que ventajosamente además se ubica en el sentido de las curvas de nivel.
Este espacio libre se aprovecha entonces proyectando un volumen angosto y largo, que evita el corte de árboles.
Como si fuera un tronco caído, frecuente en los bosques del sur, el proyecto propone una barra de madera suspendida entre los árboles, utilizando como revestimiento, la tejuela de alerce, común en las construcciones locales, la que se deja al natural para que con el tiempo tome el color gris característico de los troncos secos y se mimetice en el paisaje.
Ésta barra se ubica de forma longitudinal al terreno aprovechando su largo, de manera que al recorrer la casa constantemente se viva la conexión entre esta dualidad del bosque íntimo versus las vistas lejanas.
Los dormitorios de niños y de invitados, los espacios más privados, quedan inmersos en la intimidad del bosque mientras que el dormitorio principal y el living comedor quedan en el extremo fugado y suspendido aprovechando las mejores vistas.
En el sentido transversal el proyecto propone una cubierta a una sola agua, que abre el espacio hacia el nor-oriente para recibir el sol del invierno cuando los robles botan las hojas y además permite poder percibir la altura y verticalidad de los árboles.
El programa arquitectónico de la casa fue pensado para poder ser dividida en dos, de manera de tener la flexibilidad de utilizarla completa cuando está toda la familia o por partes cuando la utilizan menos personas.
Ambas secciones tienen accesos y recintos de servicio independientes que permiten un funcionamiento autónomo de las partes lo que es muy práctico cuando dos familias comparten un mismo techo.
Las fotografías son de Nicolás Saieh