Muros crudos, pisos de piedra pizarra y tonos neutros con tintes azules son algunas características de este refugio de verano de una familia londinense.
Casa Milos se encuentra al borde de un acantilado en Plaka, la ciudad principal de la isla de Milos en Grecia, se trata de una restauración de una antigua casa construida en 1813. Los espacios interiores fueron diseñados por K-Studio, un despacho arquitectónico con sede en Atenas.
La casa de 200 años está construida totalmente en piedra, con muros de 60 cm de espesor, la intervención fue mínima, cuidando los elementos originales como los marcos de puertas y ventanas, los pisos de piedra y las vigas tradicionales de madera en los techos.
La antigua construcción estaba dividida originalmente en dos niveles, planta baja como zona principal y un sótano excavado en la montaña que funcionaba como espacio de almacenamiento, hoy es una habitación para invitados separada y privada.
En el patio de entrada eliminaron la losa de concreto construida en 1990 y la reemplazaron por una pérgola de bambú que hace juegos de luz y sombra.
En el interior, los acabados simples y crudos brindan un respiro refrescante. Los suelos de pizarra y madera y las paredes sin pintar permiten que la casa respire y los muebles y accesorios hechos a medida respetan el estilo local al tiempo que incorporan electrodomésticos y tecnología de última generación.
Esto es particularmente cierto en el caso de la cocina, originalmente dentro de una habitación más pequeña en otro lugar, ahora es un espacio grande, equipado profesionalmente pero con un diseño tradicional para el uso diario, así como para reuniones familiares extensas. Un nuevo entrepiso en el dormitorio de los niños libera un espacio de juego útil y brinda la oportunidad de un baño y un armario en suite, mientras que en la sala de estar una nueva chimenea crea un punto focal y ayuda a transformar la casa en un acogedor hogar familiar.
Los materiales utilizados son de la región, fueron trasladados a mano por las estrechas calles de Plaka.
En esta casa de formas orgánicas siguiendo el patrón natural de la montaña y detalles que nos recuerda a las antiguas viviendas griegas, conviven elementos tradicionales y modernos, las vistas al Mar Egeo y la luz natural en cada rincón logran que este espacio sea especial y único para descansar del ajetreo de las grandes ciudades.
Las fotografías son de Vangelis Paterakis