La casa, ubicada en Tepoztlán, se caracteriza por un basamento artesanal, de piedra de Texcal, que es ocupado por parte del programa de la casa. Transita de una fachada exterior hermética a un gran espacio abierto que integra la vegetación exuberante del jardín.
Predominan la piedra y la madera. Las superficies, recubiertas de piedra de texcal y vegetación, construyen recintos de penumbra habitable.
El agua, presente dentro y fuera de la casa, refresca todos los espacios, los llena de aire y sonidos. A modo de claustro, el recorrido de la casa entreteje interior y exterior hasta desembocar en la terraza y el gran jardín a cielo abierto. Sobresale en la planta alta una caja flotada de madera como recámara principal; y en la planta baja, un estanque con deambulatorio.
La casa modula distintos ambientes de intimidad y disfrute de la naturaleza, ejemplo de ello, son la posa exterior, y un pequeño jardín secreto que alberga un ciruelo, que se asoma tras un muro de piedra al fondo del jardín principal.
Las fotografías son de Sandra Pereznieto